Cosas que sólo una mente enferma podría concebir.


El cáncer

La socialización continua del mito del "alma gemela" y la naturaleza omnipresente del romanticismo en nuestra cultura han despojado de dignidad a nuestras relaciones. La búsqueda interminable de la pareja perfecta, la dependencia psicológica

Fomentamos los esquemas de "salvador" que adoptamos, los himnos de amor, las racionalizaciones de borrachos...

Nos hacemos ilusiones; todos síntomas de un grotesco mito romántico. La feminización masiva de la cultura occidental ha traído muchas consecuencias, pero ninguna tan grande como este mito. Desde las películas de Disney hasta los titanes y los poemas de amor, el mito del "alma gemela" se ha propagado en nuestra sociedad como la terminología de la ciencia ficción en una convención de Star-Trek.

Los síntomas

El mito se presenta a través de un deseo obsesivo compulsivo de encontrar la pareja perfecta.

Las películas de Disney nos han enseñado que él/ella está ahí fuera, nuestros padres nos han enseñado a conformarnos con nada menos.

En todas las relaciones que nos encontramos, o vemos demasiados defectos o demasiada perfección. Para las mujeres es

"¡Es perfecto, quiero casarme con él!" y luego, en cuanto surgen problemas, "¡Debo haberme equivocado, es hora de abandonar el barco!".

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O bien Oneitis, o bien picado por la decepción. ¿Qué ha sido del trabajo, del compromiso, del desarrollo?

¿Qué pasó con el compañerismo que vemos en la cultura oriental? He visto una miríada de matrimonios concertados a lo largo de mi vida,

Curiosamente, todos parecen mucho más felices que las parejas románticas que he conocido.

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Este afán constante de "ser mejor", esta necesidad parasitaria de "perfección", esta enfermedad del corazón ha hecho rebotar a la gente de un extremo a otro. O bien es un amor obsesivo por una pareja que es perfecta y de la que uno no puede desprenderse, o bien es un dedo del gatillo alegre que lanza un duro NEXT a cualquier pareja a la que haya que descalificar. Es o "llamarle 2.000 veces porque no puedo dejar de pensar en él" o una dura perspectiva feminista de "supéralo".

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Los síntomas son los mismos para los hombres. Racionalizaremos novias infieles, arrastraremos relaciones sin atracción, mendigaremos sexo y abrazaremos a moradores del infierno en busca de "La Elegida". O clavaremos nuestro orgullo en cuantas rubias y morenas encontremos porque nadie merece la pena. Llamaremos mil veces a un amor roto y nos impondremos una orden de alejamiento, o iremos y empezaremos a hablar con otra chica justo después de una ruptura como mecanismo de autodefensa de nuestro ego.

La vanidad ha alcanzado proporciones epidémicas.

Las estrategias difieren, el Cáncer es el mismo.

El tratamiento

Los gritos de fantasía no servirán de nada. La matriz feminizada de la sociedad es omnipresente, es ubicua, es autoinvestible.

Un joven está condicionado toda su vida a creer que debe encontrar a la chica perfecta y aferrarse a ella con cariño.

Tan poderoso es este mito que se ha convertido en algo parecido a un testamento religioso. Una mujer joven está condicionada toda su vida a creer que debe mantener la cabeza por encima de las masas y abandonar cualquier relación al menor problema por miedo al fracaso eterno.

Sin embargo, ¿hasta qué punto es eficaz este mito para la mujer que cree erróneamente haber encontrado al "Sr. Perfecto" y se ahoga en una relación abusiva?

Este es el metajuego femenino, es ineludible.

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La lógica, el racionalismo, todo esto simplemente rebotará en la piel encaprichada de estas personas. No hay esperanza de una cura a través de la pura fuerza de la mente.

Sólo cavarán más hondo para justificarse. Independientemente de la acción que elijan, la considerarán "lógica". ¿Qué podemos hacer entonces?

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Paciencia.

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Como la experiencia traumática de un simpático amargado que se vuelve imbécil en días, debemos esperar a que los idealistas vean sus reflejos.

Quizá no en su vida, pero las generaciones futuras estarán desenchufadas. Como todos los mitos que han evolucionado para consumir a la sociedad, será desmentido

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