Todo hombre es un atleta.
Lo sepa o no.
Entrene o no.
Gane o muera en la mediocridad.
¿El juego?
Un éxito.
Y no, no es justo. No es indulgente.
No espera a su potencial.
No recompensa tus sueños.
Le importa un bledo tu historia.
Sólo le importa lo que llega al campo.
¿Quieres hablar de "talento"?
Qué mono.
Eso es lo que dicen los blandos para hacer las paces con su pereza.
¿Crees que alguna lotería divina es la razón por la que estás rezagado?
No hermano. La verdad es que no sangraste lo suficiente.
Todavía no.
El talento es sólo un mito que los débiles cantan en la oscuridad.
¿Sabes qué gana?
Ejecución. Fría. Precisa. Implacable.
No sueños. Ni las pizarras de visiones. Ni tu estúpida lista de reproducción de manifestación.
Salida.
Al marcador no le importa cuánto lo querías.
Sólo le importa si lo tienes.
Así que deja de quejarte del "potencial".
El cementerio está lleno de hombres que "podrían haber sido grandes".
O cumples, o no mereces que te recuerden.
¿Quieres ser especial?
Ser. Especial.
Ni una sola vez.
Todos los malditos días.
Hasta que el propio aire se dobla cuando respiras cerca de él.
"Lo intentaré..."
¿Intentarlo?
Try es el susurro de los hombres que ya se preparan para perder.
No lo intento. Entro. Conquisto.
O no existo.
En la guerra no hay término medio.
No hay grandeza parcial.
Sólo hay impecable, u olvidado.
La debilidad no es noble. Es sólo ruido.
Óxido en el filo de la hoja.
Y si no lo cortas con disciplina implacable, te pudrirá por dentro.
No estás en un seminario de autoayuda.
Estás en un campo de batalla.
Así que deja de mirar a los rivales.
Ellos no son el problema.
El hombre del espejo lo es.
A menos que la versión de ti en el reflejo esté aterrorizada de en quién te estás convirtiendo...
Entonces no estás presionando lo suficiente.
Ni siquiera estás cerca.
No se trata de aplaudir.
Esto no es una charla TED.
Se trata de dominación.
Silencio. Precisión. Respeto a través de la fuerza.
¿Quieres respeto?
Cógelo.
Arráncalo de las gargantas de tus excusas.
No esperes a tener motivación.
Sé motivación.
No esperes señales.
Tú eres la señal.
¿Crees que soy duro?
Bien.
La realidad es.
Y yo soy su mensajero más ruidoso.
¿Cree que "casi" es un progreso?
Casi es una enfermedad.
Casi significa que fracasaste con una buena actitud.
¿Crees que este juego reparte trofeos de participación?
No. Se come tu cara, escupe los huesos y publica tu fracaso en bucle como ruido de fondo.
Si quieres jugar a este nivel...
La precisión es la cuota de entrada.
La perfección no es un sueño.
Es la maldita línea de base.
¿Emociones?
Contrólalos o déjate consumir por ellos.
Llora en tu tiempo libre.
Esta arena no se mueve por tus sentimientos.
Está conmovido por su impecable ejecución.
No confundas dramatismo con profundidad.
El hombre más ruidoso de la sala suele caer primero.
Mientras grita, otro hombre se mueve en silencio.
Refinando, afilando, preparándose para golpear.
Si no eres obsesivo, vete.
Si no sueñas en métricas y te despiertas enfadado por no haber hecho más ayer.
Entonces eres un turista, no un rey.
Y los turistas no dirigen imperios.
Sólo se hacen selfies delante de ellos.
No me digas que "te encanta la rutina".
Eso es de nivel básico.
Dime que le entregaste tu alma.
Dime que tu vida se reorganiza en torno a tu misión.
Dime que has quemado todos los planes B.
Dime que la idea de quedarte atrás te hace picar el pecho.
Eso no es "equilibrio".
Eso es la guerra.
¿Este mundo?
No se ralentiza para los alumnos blandos.
Y nadie te aplaude a menos que tú le devuelvas el aplauso con impacto.
Esta no es la parte que ponen en un cartel.
Esta es la verdad:
La perfección es el precio.
La emoción es un lastre.
La validación es una trampa.
No mereces respeto porque te presentaste.
Te lo mereces cuando tu presencia lo cambia todo.
¿Quieres ser el centro de atención?
Sobrevivir al calor.
¿Quieres que te vean?
Entonces, sé innegable.
Haz que el momento se arrodille.
Hazte tan dueño del terreno de juego que hasta tus enemigos recuerden tu nombre.
O desvanecerse en la oscuridad como los miles que te precedieron...
Que lo quería... pero no lo suficiente.
Bienvenido a Sin Filtrar.
Aquí no hay aterrizajes suaves.
No hay palabras seguras.
No hay plan B.
Sólo tú.
Tu cuchilla.
Y lo que estás dispuesto a soltar para subir.
Esto no es motivación.
Esto es la guerra.
Ahora vuelve al fuego, afila tu alma y ponte a trabajar.
Bienvenido a Unfiltered man.